Cuando comencé a estudiar las leyes universales, en un principio puse mi atención en la ley de polaridad, en la ley de correspondencia, hasta que poco a poco mi consciencia me mostró la ley de su propia esencia.
La ley de la Consciencia, la cual no pretendo explicar en este artículo porque asumo que los muchos que están acá en este grupo ya deben tener algún acercamiento a ella en diferentes niveles. Entonces asumo que la mayoría de los que están leyendo esto deben saber a qué me refiero con Ley de la Consciencia.
Cuando conocí esta ley de la consciencia, en ese momento, comencé a adentrarme en el desconocido mundo de mi propia consciencia, desde ahí comencé a conocerme a mí mismo. Comencé a entender los porqués de muchas cosas. Y fue así, porque a mi manera de ver, la consciencia lo explica todo, explica la manera de cómo funciona el todo. Aunque no pretendo declararme a mi mismo un sabio o experto en esta materia, estoy a millones de años luz de creerme eso. Somos niños, talvez solo un feto en gestación respecto de lo que conocemos de todas estas leyes. Los hombres mas sabios que han pasado por este mundo también lo son. Hay un infinito de misterios por descubrir aún.
Como sea, comencé este camino de aprendizaje y me encontré con muchas cosas que son piedras de tropiezo en este aprendizaje. Una de ellas son los llamados maestros de la actualidad. Creo que es un error muy grande y una irresponsabilidad muy grande el sentirse, en estos días, un maestro o experto en la ley de asunción, eso demuestra, a mi modo de ver, una ignorancia monumental respecto de la inmensidad y profundidad en la que nos estamos sumergiendo, esto es algo muy complejo de entender y contiene millones de hilos y velos que nos están ocultos y seguramente permanecerán ocultos por muchos millones de años más para nosotros.
Por eso yo les digo, y lo he dicho muchas veces en este grupo, acá en este mundo no hay expertos en nada, si alguien se proclama experto en la ley de asunción, mejor arranquen, escapen, porque lo que están viendo y oyendo no es nada más que el gran ego de un ser humano, y el ego peca de ignorante y de creer que sabe mucho. Porque la sabiduría no está en el saber, sino que está en el descifrar la simbología de lo que sabes.
Entonces el día de hoy me encuentro en un punto específico. Todos estamos en un punto específico. Tenemos un automóvil llamado ley de la asunción. Un automóvil con un diseño antiguo que debe ser actualizado. Pero todos estamos tan pendientes de aprender a usar el automóvil, tan pendientes de sacarle algún provecho, que nadie se ha dado el tiempo de revisarlo, de mejorarlo, de hacerlo evolucionar.
Si, evolución es la palabra. Y no es que yo tenga la respuesta para esa evolución, no la tengo aún, pero la estoy buscando. Lo que sí sé, es que todo comienza desde un deseo y en crear una imagen mental de lo que queremos, de enfocar nuestra mente en algo que no vemos, pero que si persistimos en verlo desde el ojo de nuestra mente como queremos que sea, entonces aparecerá. Esa es la base de esta ley, y esta misma base deberá actualizar y permitirá evolucionar esta Ley de Asunción.
Y aquí es donde encontré una luz para llegar a esa evolución. Una idea que estoy desarrollando e iré publicando a medida que avance en el texto.
Un abrazo.
Marcos Sanz. Continuará…

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