EL BUEN PASTOR
- Marcos Sanz
- hace 1 día
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“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas, tambien tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.” (Juan 10:16)
Esta declaración de Jesús, más allá de toda lectura histórica o literal, encierra uno de los misterios más ricos del simbolismo espiritual. Cuando se interpreta desde la conciencia, como enseñaba Neville, revela una enseñanza profunda sobre los estados interiores, la imaginación y el llamado eterno al despertar.
El redil es un estado de conciencia. Las ovejas son pensamientos, imágenes mentales, estados emocionales y vibraciones internas que ya están alineados con un patrón conocido de nuestra identidad. Son ideas que ya pertenecen a nuestro sistema de creencias, que viven en nosotros, que reconocen nuestra voz interior y responden a ella. Son las partes de nuestra conciencia que han sido domesticadas, que se ajustan a nuestro estado habitual de ser.
El Cristo interno dice: "Tengo otras ovejas que no son de este redil". Esto revela que hay estados, pensamientos, posibilidades y versiones de nosotros mismos que todavía no hemos incorporado a nuestro campo de conciencia. Son aspectos potenciales que resuenan con nuestra verdad más profunda, pero que aún no han sido aceptados, asumidos ni activados. Están fuera del redil, fuera del límite de lo que creemos posible para nosotros.
Supongamos que sostienes en tu interior la creencia: “soy bueno en cada cosa que haga”. Esa es una afirmación poderosa que vive ya dentro de tu redil, es una oveja que reconoce tu voz, una idea que forma parte activa de tu identidad. Esta creencia guía muchas de tus decisiones, te da confianza, te permite actuar con seguridad en los terrenos que ya has explorado. Pero lo que quizás no has notado es que esa misma creencia contiene dentro de sí un llamado a otras ovejas, a otras expresiones posibles de ti que aún no han sido asumidas.
Tal vez tocas bien el piano, y es allí donde más evidente te resulta esta creencia. Pero si realmente crees que eres bueno en cada cosa que hagas, entonces ya hay otras capacidades esperándote fuera del redil: otros instrumentos, otros campos, nuevos desafíos. Esas nuevas habilidades son también tuyas, pero aún no las reconoces como tales. Sin embargo, oyen tu voz. Cuando dices con convicción “soy bueno en todo lo que hago”, ellas te reconocen y comienzan a acercarse.
Cada vez que tomas algo nuevo entre tus manos y lo haces desde esa base firme, estás guiando a esas otras ovejas hacia tu campo de conciencia. Estás ampliando el redil. Estás unificando tu mundo interior bajo la guía de un solo Pastor: tu maravillosa imaginación, que ve más allá de lo que hoy consideras tuyo y afirma: “esto también me pertenece, esto también puede ser habitado, esto también me reconoce”.
La frase “aquellas también debo traer” es una invitación a expandir el estado de conciencia. No basta con vivir dentro de las fronteras mentales conocidas, por confortables que parezcan. La voz del Pastor, que es nuestra imaginación divina, nos llama constantemente a traer al redil pensamientos nuevos, estados superiores, ideas más elevadas de lo que podemos ser y experimentar. Cada deseo verdadero es una oveja que aún no está dentro del redil. Cada imagen que nos visita desde un futuro deseado es una oveja que espera ser reconocida.
La Ley actúa cuando asumimos un deseo como ya cumplido en nuestra mente y lo habitamos con sentimiento. En ese momento estamos hablándole a esas otras ovejas. Les estamos dando una voz, una guía. Las llevamos al redil mediante la aceptación sentida de una nueva identidad.
Para comprender más este símbolo debemos volver al libro de Levítico, donde se ofrece un criterio simbólico que distingue los animales "puros": "De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y rumia, éste podréis comer" (Levítico 11:3 que puedes encontrar en otra de mis interpretaciones de Levítico 11) La pezuña hendida representa la capacidad de discernimiento, de andar entre lo visible y lo invisible, entre lo externo y lo interno. Rumiar representa la repetición reflexiva, la meditación sostenida, la persistencia en la imagen mental.
Las ovejas cumplen con ambos requisitos: tienen pezuña hendida y rumian. Una oveja representa un pensamiento alineado con la Ley de Dios. Es una imagen mental que ha sido acogida en la conciencia y que se sostiene a través de la repetición interna, la contemplación y la fe.
Cuando se dice que habrá "un rebaño y un pastor", se habla de la unificación de todos nuestros pensamientos bajo la guía de una sola voz: la imaginación disciplinada. Cuando toda la conciencia está alineada, cuando todas las imágenes internas obedecen al estado deseado, cuando no hay contradicción entre lo que se imagina y lo que se siente, entonces hay un solo rebaño, un solo campo de vibración interna, un solo flujo de conciencia.
Reunir esas otras ovejas significa incorporar los deseos aún no manifestados y también aquellas partes de nosotros que hemos rechazado. El perdón de Dios, que es el olvido del viejo estado, incluye la redención de esas ovejas olvidadas, dispersas, lejanas. Traerlas es reconocer que todo en nosotros puede ser guiado por el Pastor interior. Todo puede ser redimido si oye su voz.
Y oyen su voz cuando son vistas en la imaginación como ya realizadas. Oyen cuando se les permite habitar el presente como realidades actuales. Oyen cuando no las alejamos con pensamientos de duda, miedo o indignidad. Oyen cuando afirmamos: "yo soy eso".
La promesa es clara: Y habrá un solo rebaño. Toda la conciencia se unificará en el Yo Soy. Todo pensamiento responderá a la voz del deseo cumplido. Todo estado será conducido por la fe. No habrá más separación entre lo que se desea y lo que se es. Y en ese día, el redil no tendrá muros, porque todo será conciencia despierta.
Las ovejas que aún no has traído a tu vida están esperando oír tu voz. Son tus propios pensamientos elevados, tus imágenes redentoras, tus deseos divinos. Llámalas. Habla con ellas. Imagina desde el final. Y verás cómo uno por uno, todos los aspectos de tu ser se alinean en un solo rebaño, bajo un solo pastor, que es tu maravillosa imaginación humana en acción.
Muchas gracias por leer hasta el final.
Marcos Sanz.

Gracias Marcos!!
Maravilloso!! Ya echaba de menos leerte!! Gracias una vez más por hacerme recordar